Y entre tanta
legislación y tanto dato, cabe comprobar cuál es la situación de aquel sector
sobre el que recae toda esta temática. Por ello, se han realizado entrevistas
personales a estudiantes que hubieran sido partícipes del sistema de becas
anterior, y hubieran vivido los cambios legislativos en sus propias becas:
Laura comenzó a estudiar Periodismo en la Universidad Complutense de Madrid en octubre del 2008 gracias a una beca el Estado. El siguiente curso lo realizó a la espera de que le volviesen a conceder dicha beca para poder continuar, hecho que no sucedió y tuvo que abonar las tasas correspondientes de ese curso académico. Laura hizo "la pertinente reclamación oficial" a la vicerrectoría de la universidad, y los funcionarios le dijeron que le hacían falta dos créditos para completar los requisitos académicos necesarios para que dicha beca fuera concedida. Su situación económica familiar no era estable, alega, de ahí que necesitase la beca para poder continuar con los estudios. Tuvo que abandonar las clases y volver a casa de sus padres en su ciudad, Ponferrada. A día de hoy, aún espera en un futuro poder tener la oportunidad económica “para estudiar y hacer lo que de verdad me gusta”.
En el curso 2012-2013, Desirée comenzó a
estudiar su carrera en la Universidad Complutense, ese año decidió salir de su
casa porque cumplía las condiciones para recibir una beca de residencia. En el
curso siguiente, con el cambio de la ley, se añadieron nuevos requisitos uno de
los cuales era que si en la localidad del alumno se podía realizar la carrera,
como era su caso, ya no concederían ayudas. Cuando se enteró de esta situación,
estaba a mitad de curso. Decidió no renunciar a sus estudios. Se arriesgó y hoy
se intenta mantener con la beca variable del ministerio, aunque afirma que no
es suficiente para poder vivir fuera, lo que ha originado grandes cambios en su
forma vida y la ha llevado a cambiarse constantemente de residencia a zonas
exteriores. “Tengo que apañarme con lo poco que me dan de la beca variable", lamenta.
Juan Hernández Armenteros, profesor de la Universidad de Jaén y autor del informe ‘Instrumentospara una financiación eficaz de las universidades’, recalca que ahora hay "un mayor nivel de precariedad, más incertidumbre y más exclusión". Sostiene que el nuevo modelo penaliza a quienes tienen que desplazarse varios kilómetros para ir a la universidad: "El alumno que antes recibía 3.000 euros en movilidad ahora percibe 1.500 euros", asegura.
Juan Hernández Armenteros, profesor de la Universidad de Jaén y autor del informe ‘Instrumentospara una financiación eficaz de las universidades’, recalca que ahora hay "un mayor nivel de precariedad, más incertidumbre y más exclusión". Sostiene que el nuevo modelo penaliza a quienes tienen que desplazarse varios kilómetros para ir a la universidad: "El alumno que antes recibía 3.000 euros en movilidad ahora percibe 1.500 euros", asegura.
A Yasmina le denegaron la beca por superar
el umbral patrimonial pese a tener una orden de desahucio. Este es el caso de
una estudiante malagueña que se hizo viral en las redes sociales, mediante un vídeo en el que denunciaba su situación.
Para la denegación de la beca de Yasmina, el Ministerio alega al artículo 102 en el que especifica que la unidad familiar a la que pertenece el solicitante supera alguno de los umbrales patrimoniales establecidos en el artículo 5.b) de la Resolución Rectoral de 3 de Diciembre de 2014 por la que se convocan estas ayudas.
Jessica empezó en la
facultad de Ciencias de la Información en 2008. Debido a su situación familiar,
padres separados y sin bienes a su nombre, siempre optó a la beca del
Ministerio. “No recuerdo muy bien la cuantía exacta”, manifiesta la estudiante,
“pero sé que cubría toda la matrícula y todos mis gastos por desplazamiento”.
Un desplazamiento que le exigía realizar casi 120 kilómetros cada día para
llegar a la Universidad Complutense de Madrid, y la misma distancia para su
regreso a casa. “La beca rondaría los 3.500 euros”, asegura Jessica, y afirma
que “al producirse los cambios de requisitos, la matrícula me la cubrían”, pero
dejaron de ingresarle nada más por gastos adicionales. Por ello, “tuve que
empezar a trabajar”, y aunque los años precedentes había aprobado todas las asignaturas
en las que se matriculaba, “ese año aprobé solo el 80%”, lo que obligó a esta
estudiante de periodismo a pagar “casi 900 euros por matricularme en tres
asignaturas en segunda convocatoria”.
Ver siguiente: Hacia donde debe moverse el sistema de becas según expertos en el área
Ver anterior: Nuevo modelo de universidad. Rendimiento académico frente a necesidad económica
Más becarios, menos ayudas
Tasas mayores, becas menores
Nota metodológica
Ver siguiente: Hacia donde debe moverse el sistema de becas según expertos en el área
Ver anterior: Nuevo modelo de universidad. Rendimiento académico frente a necesidad económica
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